martes, 17 de julio de 2012

Hoy, seremos tú y yo.




En noches de insomnio como esta, mis dedos se abandonan a la tecla, ya sea la táctil del iPhone, ya sea el teclado de mi viejo portátil, ya sea usando los dos, uno como borrador que recoge el primer bosquejo de una historia, otro como única herramienta capaz de juntar imagen, texto y, porque no decirlo, mi inspiración.

En noches como esta, solía recoger lamentos y recuerdos pasados, alegrías ya olvidadas, historias de la niñez y a veces, sólo a veces, se escapaba ese presente aterrador, el único que era capaz de hacerme escribir, recordar y llorar. Pero eso ya pasó, ya no es sólo el dolor el que llama a mis Musas para que pasen las horas de la madrugada conmigo, consolando mi ánimo, abrazando mi tristeza para plasmarla en millones de bytes. Ahora estás tú.

Sabía que en algún momento tendría que escribir sobre ti, mi alma siempre aprovecha cuando mi mente no puede sujetar al corazón, cuando la naturaleza debilita la razón. Esos días en los que mis sentimientos campan a sus anchas por la corriente sanguínea entrando en todas las capas de mi memoria, despertando instantes. Hoy le tocó el turno al presente, hoy te tocó a ti formar parte de mi noche de insomnio. Pero tú no eres esa historia típicamente triste que suelo contar, no eres esas lágrimas amargas que me han hecho sufrir.

Tú eras ese sueño de niña, ese deseo a dos luceros que a la Luna acompañaron aquella noche de verano, dos luceros que al conocerte conocí, Júpiter y Venus, ya que volvieron a acompañarme en las noches en las que te encontré. Tú eras esos ojos verdes que cada noche me acompañaban a dormir. Tú eras esa mano que guardaba la mía en las noches más negras. Tú fuiste mi pasado.

Y eres mi presente, eres esa presencia que me acompaña en todo momento, que me llena sin estar porque eres tú, la pieza que faltabas para completar el principio de nuestra historia. Tú, mi caballero de plateada armadura que aúlla con los lobos para espantar a las sombras que cercan a la Luna, eres ese espíritu valiente que lucha por nuestro futuro. Eres ese abrazo que faltaba en mi presente y la risa que ahora alimenta miles de sonrisas.

Hoy no es como esas noches de insomnio, esas noches tristes, no es de esas noches en las que deseo desaparecer en las sombras. Hoy cerraré los ojos y dormiré en tu abrazo, como cada noche desde que sé que eres tú. Hoy nada podrá cubrir la luz de la Luna, pues su Sol eternamente brillará con ella. Hoy mi futuro serás tú.


Te amo, mi ángel.


P.D.: Soy feliz y eso es lo que importa, pero deseo con el alma que todos lo seáis, al fin y al cabo sois parte de mi vida. Besos.