Te recuerdo entre sueños, esa voz tuya que llenaba mis risas
de anhelos, esas manos tan grandes que sabían encontrar con delicadeza ese
suspiro que jamás antes di…
Recuerdo tu cara al verme al sol de la mañana, esa obsesión
tuya por la luz. Envidioso, querías robarle esa caricia que escondía en sus
rayos para mí y, con sigilo, como temiendo que se perdiera ese momento, cogías
tu cámara y tu mirada se entrelazaba con el recorrido cálido de la luz…
Esa
caricia tuya era la que rompía el hielo de mi alma…
Tú fuiste el que apartó mi velo de vergüenza, tú
me asomaste al espejo de tus ojos y me vi reflejada, bella, inocente, dulce,…,
tú con una sola mirada…en un verano huidizo de largas noches en vela…tú tan
lejos…yo tan sola…
Pero eso fueron rimas de otro verano, ese verano tuyo y mío,
ese verano de vuelos nocturnos en pañuelos de aire, de azucarillos al
anochecer, de huellas llenas de arena de un frío mar…de besos clandestinos que no volverán.
Esas rimas se perdieron envueltas en ruidos de hospital, en
negativos olvidados con las risas que te di, en tu silencio al otro lado de la línea, de mi mundo, de la vida…
Tú tan lejos... yo tan sola...
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