viernes, 4 de octubre de 2013

Dejad que sangre el alma...

Cuando todo parece morir, cuando algo parece rasgarse en el interior, sangro. 
Sangre salada y no metálica. 
Sangre sin color porque lo que se rompe no lo tiene. 
Sangre cálida que mana directamente del incendio que el dolor provoca en el alma...
¿Cómo podéis decir que es inútil llorar cuando esa sangre que brota deja salir ese fuego líquido evitando que destruya todo sentimiento a su paso? 
Si cuando estáis alegres ,sonréis y reís y lo veis un modo válido de expresarlo, ¿por qué juzgáis al que llora? 
¿No serán inútiles cualquiera de las dos expresiones de sentimientos por vuestra regla de tres?
Pues dejad que el alma sangre o cante, que explique lo que le pasa y aprended, porque de sus sonidos vendrá la cura de vuestra propia alma.



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