Mi camino me llevaba siempre al mismo lugar. Perdida en mis sentimientos no me paraba a mirar lo que me rodeaba en ese laberinto de setos, arbustos y mimosas hasta que volvía a sentir su mirada en mí, blanca, pura, fría, esa estatua de marmol me miraba con ojos inexpresivos, sus labios congelados en un intenso suspiro y un rizo de su cabello cayendo delicadamente en la sien izquierda, la estatua de Venus más bella que jamás haya visto.
No podía dejar de pensar en que alguien o algo intentaba decirme algo. Los días pasados tan extraños, excitantes, mi cuerpo rugiendo alterado por la primavera, mis brazos y labios hambrientos de sensaciones nuevas y sin embargo, rechazaba lo que sentía, lo escondía de la luz del Sol, mis ojos rehuían a la gente porque no vieran el fuego que me consumía desde dentro, porque no se fijaran en mis mejillas encendidas por la pasión de la vida...
Mirando a sus ojos comprendí porque una vez y otra acababa a sus pies, comprendí que ella quería que encontrara en mi naturaleza mortal, en mi cuerpo imperfecto a la diosa de la sensualidad, del placer,...que descubriera que no era esclava de los instintos, sino dueña de los sentimientos, del deseo, del Amor.
Me gusta lo que expresas y como lo expresas...
ResponderEliminarMuchas gracias, Pumpkin. Alguien tenía que expresarlo, ¿verdad? Muchas gracia por participar ^_^
EliminarNo deja de ser paradójico que con la libertad de expresión que existe y los múltiples canales de los que disponemos para ejercitarla cada vez resulte más extraño encontrar personas que se expresen realmente...
ResponderEliminarY de interacción se trata, aquí no hay botón de like ;-)